La mayoría de nosotros gasta mucho tiempo en las pasadas
veinticuatro horas y muy poco en los últimos seis mil años", afirmaba el
filósofo, historiador y escritor norteamericano Will Durant, recalcando así la
importancia de conocer los hechos del pasado, es decir, nuestro lugar de
origen, y subrayando la utilidad de este conocimiento para la vida cotidiana:
esas veinticuatro horas que son consecuencia de los siglos que nos
precedieron.
Al escribir Medellín, una historia (desde los aburraes hasta
el siglo XIX), Anacristina Aristizábal nos invita de manera rigurosa y amena, a
descubrir nuestro ayer. Su libro da cuenta de los hitos más importantes de la
historia de la ciudad desde los tiempos de la conquista española, hasta
terminar con hechos cruciales para el desarrollo del comercio, de la industria,
de la salud, de las artes, entre otros, a finales del siglo XIX; esa especie de
adolescencia nacional, cuando se insinuaban algunos de los problemas y muchos
de los logros que hoy vivimos. La mayor virtud de esta enriquecedora historia,
es la manera como viene tratada. Gracias a la habilidad de buena narradora de
quien escribe, el texto le da la voz a una serie de personajes, algunos
ficticios, otros reales, para que sean ellos los relatores de esos momentos cruciales.
Voces que con sus reflexiones, con sus diálogos, acercan al lector a la
historia. Entre esas voces no podía faltar la del inolvidable Manuel Uribe
Ángel, médico, intelectual y escritor, el hombre a quien sus pacientes llamaban
cariñosamente "Manuelito", para cerrar con broche de oro un libro que
despejará muchas dudas sobre nuestro acontecer.