Susana Sosenski emprende en estas estremecedoras páginas el estudio del secuestro infantil, sus múltiples causas —desde la explotación sexual hasta el afán de algunas mujeres de “realizarse” como madres—, el tratamiento jurídico de un delito que no siempre consideró al menor de edad como su víctima, los efectos que la prensa, los cómics y el cine tuvieron en la creciente población citadina. Gracias a la lectura de expedientes judiciales y publicaciones periódicas, y mediante el análisis de algunos casos emblemáticos, como el de Fernando Bohigas o Norma Granat, la autora describe cómo la sociedad intentó asimilar este atroz fenómeno y cómo los prejuicios alentados por los medios de comunicación sirvieron para culpabilizar a ciertos grupos sociales y crear un caldo de cultivo en el que prosperó el pánico. Conocer la historia del secuestro infantil en nuestro país debería ayudarnos a erradicar de una vez por todas una práctica que aún hoy nos lacera.